Contar con información veraz, oportuna y de calidad es fundamental para el diseño de políticas públicas basadas en evidencia, pues esto permite reducir la incertidumbre desde el diseño pasando por el despliegue de los programas, hasta su monitoreo y posterior evaluación. Más y mejores datos conllevan, sin lugar a dudas, a más evidencia y, en ese sentido, a mejores políticas públicas.