El Acuerdo de París, adoptado en 2015, propuso limitar el calentamiento global a un incremento por debajo de los dos grados centígrados (preferiblemente 1,5), en comparación con los niveles preindustriales. Los países firmantes del acuerdo han implementado, en mayor o menor grado, diversas políticas de adaptación y mitigación para promover una transición hacia economías bajas en carbono, con la meta de alcanzar la neutralidad en carbono hacia 2050.
En el marco de la política de transición hacia una economía baja en carbono, se plantea que los sectores con mayores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) reduzcan significativamente su participación. Para lograrlo, se propone transformar sus procesos productivos con el fin de disminuir sustancialmente sus emisiones, dando prioridad, a su vez, a los sectores con menores emisiones de GEI.
Ver la nota completa aquí